En 2012, Adolfo Babatz y Vilash Poovala, dos exejecutivos de PayPal, regresaron a México con una frustración clara: en un país donde más del 85% de los comercios solo aceptaban efectivo, la tecnología de pagos digitales parecía una promesa lejana. Con esa observación nació Clip, un lector de tarjetas que permitía aceptar pagos desde cualquier dispositivo móvil, abriendo las puertas del comercio formal a miles de pequeños negocios. Pero los comienzos fueron arduos: muy pocos confiaban en un aparato desconocido que convertía un celular en terminal. Clip tuvo que luchar contra la desconfianza, la falta de educación financiera y los altos costos de procesamiento que las instituciones tradicionales imponían.
El punto de inflexión llegó en 2020, cuando la pandemia aceleró una digitalización sin precedentes. En ese caos, Clip no solo sobrevivió: lideró la ola de adaptación. Introdujo pagos remotos, links cobrables por redes sociales y un soporte humano constante que transformó la desconfianza en fidelidad. El mismo “clic” que activaba el cobro se convirtió en símbolo de esperanza para miles de emprendedores que encontraron en la tecnología una verdadera salvación económica
Evolución del valor de marca de Clip
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Superada la prueba, Clip trazó un camino de expansión que la consolidó como símbolo de inclusión financiera. En 2021 alcanzó el estatus de unicornio con una valuación de 2,000 millones USD, tras una ronda de 100 millones USD liderada por Morgan Stanley y SoftBank. En 2024, entró al negocio de servicios financieros, ofreciendo cuentas digitales y créditos a pequeñas empresas.
En julio de 2025, Clip y Belvo anunciaron una alianza de open finance que integra automatización y análisis de datos para ampliar el acceso al crédito y potenciar la inclusión financiera de miles de comercios. Esta colaboración impulsa más de 2 millones de transacciones mensuales y un volumen anualizado de 500 millones USD, transformando la cultura de pagos en México.
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“Lo relevante no es solo integrar tecnología, sino usarla para resolver problemas reales de inclusión financiera,” afirma Federica Gregorini, directora de Belvo México. Esa filosofía resume el espíritu que ha guiado a Clip: tecnología con propósito y empatía como ventaja competitiva.
Hoy, Clip no es aquella startup de un solo producto, sino un ecosistema fintech que impulsa el crecimiento de todo un país. De un simple lector de tarjetas a un motor de inclusión financiera, Clip demuestra que la verdadera innovación nace donde la tecnología se encuentra con la empatía empresarial.
Fuentes Bibliográficas
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